Artículo de Mercè Taús, asesora de Imagen Personal y Corporativa
El coronavirus ha cambiado aquello que era una necesidad, teniendo en cuenta que la industria de la moda es la segunda más contaminante, el cambio era más que evidente.
Ya en su día se manifestó Giorgio Armani y ahora ha sido el turno de Gucci, ambos han rechazado el concepto de “temporadas”.
Actualmente, se estaban presentando cinco colecciones anuales: primavera/verano, otoño/invierno, colecciones crucero, pre-primavera y pre-otoño. La moda impulsa un cambio para que el sistema sea más eficiente, menos derrochador y más sostenible.
Volver a los “ateliers” de siempre, a la venta personalizada: es la apuesta de los medianos y pequeños diseñadores.
Por otra parte las grandes cadenas conocidas como “fast fashion” cuentan con contenedores para entregar ropa usada que ya no se desea. Mientras proliferan empresas online como Vinted, Tradesy o Chicfy. Ahora se considera correcto y muy a la moda, vender las piezas del guardarropa menos utilizadas para darles una segunda vida.
Con la sensibilidad a flor de piel por la gravísima situación que hemos atravesado, la compradora potencial exige más que nunca que los artículos que se adquieran sean fruto de un trabajo en condiciones dignas y que se utilicen para ello materiales y procedimientos ecológicos, orgánicos y reciclables.
Otro punto a tener en cuenta es la venta online, esta cada vez más liderará el ranking de ventas. Así que si tienes un pequeño comercio y aún no te has estrenado en el mundo tecnológico ya estás tardando, es el futuro más presente.
En cuanto a l@s profesionales de la moda nos toca conformarnos con ver las nuevas colecciones a través de las diferentes plataformas digitales … pero tampoco está tan mal.
¿El futuro? Comprar menos y mejor.
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